En los últimos años, se ha tendido a la disminución del uso de los billetes. La tecnología está permitiendo usar otros productos que no requieren que salgas de tu casa con dinero físico y además te permiten pagar de forma simple y segura. Por eso, en esta nota te contamos sobre los beneficios del uso de tus tarjetas de débito y crédito.
Las tarjetas bancarias son instrumentos de pago al alcance de todos, con las que podés hacer múltiples operaciones financieras de manera práctica. Es decir, podés hacer un pago sin necesidad de tener el dinero en efectivo en ese momento. Las tarjetas bancarias son, por eso, una herramienta clave para la inclusión financiera.
Estos instrumentos son útiles para miles de individuos y comercios. Te pueden servir para pagar tus compras, impuestos y servicios, o por ejemplo obtener artículos por internet. Además, te permiten realizar otras operaciones como consultar saldos, hacer transferencias, gestionar claves en el cajero automático y conocer tus consumos.
Para obtener una tarjeta de débito, tenés que previamente abrir una cuenta en el banco y se te otorga automáticamente una tarjeta de débito vinculada a esa cuenta.
EconoMía Tip: Podés acceder a una caja de ahorro de forma gratuita, solo con tu DNI y una selfie enplataformas digitales. ¡Podes solicitar tu cuenta MOVE en el momento que quieras!
Luego, solo necesitas ingresar fondos a tu cuenta por medio de depósitos de dinero, a través de las sucursales, cajeros automáticos o recibiendo fondos de terceros (por medio de transferencias, por ejemplo).
El último paso para comenzar a usar tu tarjeta consiste en seguir las indicaciones que te llegaron junto con la misma, para activarla y comenzar a utilizarla.
En el caso de las tarjetas de crédito, las podés solicitar en bancos y entidades no bancarias (comercios, casas de electrodomésticos, etc.). Las tarjetas de crédito a diferencia de las de débito tienen un límite de compra que se define de acuerdo a tu nivel de ingresos y a tu comportamiento financiero.
Existen tres tipos principales de tarjetas y funcionan de la siguiente forma:
1. Tarjeta de débito: está asociada a una cuenta bancaria. Cada vez que realices una compra, el dinero se debitará directamente de esa cuenta asociada, que puede ser una caja de ahorro o una cuenta corriente. La ventaja de esta última es que te permite girar en descubierto, si no tenés fondos disponibles en un determinado momento pero los obtendrás luego.
Por ejemplo, Ana tiene depositado en su cuenta bancaria $ 5.000 y paga con su tarjeta de débito las compras del supermercado por $ 4.000. En su saldo de cuenta luego de esa compra, le quedarán sólo $ 1.000, que los puede gastar nuevamente con su tarjeta o extraerlo por un cajero automático.
EconoMía Tip: Las tarjetas son muy prácticas para tener ordenadas tus finanzas. Si ingresas a online banking vas a poder ver el detalle de tus movimientos y de esa forma vas a poder conocer en qué gastaste tu dinero. Con esa información vas a poder armar tu presupuesto personal y controlar tus gastos.
Si todavía no armaste tu primer presupuesto financiero personal, te recomendamos que leas la siguiente nota para poder comenzar a hacerlo.
2. Tarjetas prepagas: Tienen la misma función que la tarjeta de débito, pero para utilizarlas necesitás que tenga un saldo precargado. Cuando realizas una compra, el débito se va a descontar del saldo cargado. Funciona muy similar a una tarjeta prepaga de teléfono, solo que podés usarla para cualquier compra. La principal diferencia con las demás tarjetas es que para obtenerla no necesitás abrir una cuenta bancaria.
Por ejemplo, María, la mamá de Sofia, le carga $5.000 a la tarjeta prepaga de Sofía para su mensualidad. Si Sofía se gasta los $ 5.000, deberá esperar a que su mamá le haga otra carga para que tenga saldo nuevamente y pueda volver a usarla.
EconoMía Tip: Son ideales para los adolescentes, ya que permiten enviarle un monto de dinero de manera remota y automática. De esta manera, pueden empezar a conocer el sistema bancario de manera sencilla y tienen dinero disponible sin correr riesgos.
3. Tarjeta de crédito: Tiene algunas características especiales y, principalmente, la diferencia es que te permite pagar tus compras sin la necesidad de que el dinero esté previamente depositado. Además, con este instrumento podrás dividir tu pago en cuotas. Si bien por este servicio vas a tener que pagar un costo que se conoce como “costo financiero total” puede ser una buena opción para acceder a compras de productos o servicios que tienen un alto precio y gracias a la posibilidad de pagar en cuotas, podés comprarlos sin desordenar tus finanzas personales. A fin de mes se te envía un resumen con el detalle de tus consumos y las cuotas pendiente por pagar en los próximos meses.
Por ejemplo, Julián necesita comprarse una computadora de $15.000 y no cuenta con el dinero. Decide pagar con tarjeta de crédito en 3 cuotas con interés de $ 6.000 por mes. Al final de la operación, es decir cuando termine de pagar las cuotas de la computadora, si bien Julián habrá pagado $3.000 más por los intereses, pudo tener hoy la computadora y mejorar su calidad de vida y la prestación de sus servicios para su actividad independiente.
EconoMía Tip: Muchos bancos ofrecen descuentos en diferentes comercios y te recompensan con programas de puntos por utilizar este tipo de tarjeta. ¡Esos puntos pueden cambiarse por premios o viajes, y pueden ser el empujón que te hace falta para hacer realidad tus objetivos!
Ahora que conocés las diferencias entre estos instrumentos de pago, vas a poder tomar mejores decisiones financieras. Antes de pagar con tus tarjetas es importante que tengas hábitos de organización y planificación financiera. Al utilizar la tarjeta de crédito, preguntate siempre si vas a poder pagarla a futuro. De esta manera las tarjetas serán verdaderas aliadas para tu vida.
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